El Barça no resistió a un Real Madrid en estado de gracia, perdió por 81-66 y se situó en una situación límite. Con un 1-2 adverso, el equipo azulgrana necesita ganar el domingo en Madrid para forzar el quinto partido de la serie en su intento de renovar el título de Liga que obtuvo la pasada temporada. El Madrid dispone de dos ocasiones para alcanzar una corona que se le escapa desde 2019. 

Al conjunto que dirige Chus Mateo le salió todo redondo. Y en cambio, el Barça no controló el rebote defensivo y el Madrid acumuló 15 rebotes en ataque y 15 puntos en la segunda oportunidad, mientras que el Barça no sumó ni uno solo de esa forma. Deck, con 14 puntos, Causeur, con 13, Poirier, con 6 puntos y 10 rebotes, Yabusele, con 9 puntos y 9 rebotes… Casi todos los jugadores del Madrid aportaron energía, fluidez y acierto al juego de su equipo. En cambio, el Barça no se encontró a gusto, sumó siete pérdidas más de balón y siete recuperaciones menos. No rindió a su nivel acostumbrado. Kuric, con 15 puntos, y Calathes, con 10 puntos y 6 asistencias, fueron de los pocos destacados. 

Jasikevicius decidió recuperar a Exum, que ocupó la plaza de Hayes. El entrenador lituano incluyó al australiano en el quinteto inicial. Le costó ajustar el ritmo de juego al Barça, aunque se adelantó fugazmente en el marcador, 8-10, tras una de las penetraciones con las que se prodigó Calathes. Pero las pérdidas de balón y la superioridad del Madrid en el rebote ofensivo minaron el juego del Barça. Después de una falta antideportiva de Sanli y la tercera falta de Exum en el minuto 15, el Madrid adquirió una primera ventaja importante, de 10 puntos (44-34), después de tres triples casi consecutivos de Deck, Causeur y Rudy Fernández. Mirotic mejoró sus prestaciones en el segundo cuarto, pero Davies y Sanli pasaron muchas dificultades ante los pívots del Madrid, que tras otro triple de Deck aumentó su ventaja hasta los 11 puntos, 53-42.

Tavares sumó su tercera falta y Kuric deslumbró con una velocidad y una precisión que, junto a Calathes y Mirotic, premió la fase de buen juego del Barça. La diferencia se redujo a cinco puntos en un abrir y cerrar de ojos: 55-50. El Madrid volvió a la carga, los aciertos de Causeur y Poirier y un triple de Llull le permitieron llevar su ventaja hasta los los 13 puntos, 66-53, cuando concluía el tercer cuarto. 

La situación del Barça era muy comprometida, especialmente porque durante los últimos cinco minutos de esa fase solo anotó tres puntos. El Barça no consiguió meter balones en el interior de la zona y sus exteriores no consiguieron hacer daño con sus penetraciones, negados casi siempre por los pívots del Madrid. El marcador era cada vez más adverso para el Barça: 72-53. La sequía del equipo azulgrana se prolongó durante más de cuatro minutos, hasta que  Smits anotó un triple. Quedaba mucho tiempo todavía, pero el Madrid seguía llevándose casi todos los balones divididos, casi todos los rebotes. Faltaban más de cuatro minutos para la conclusión y Jasikevicius retiró de la cancha a la mayoría de los titulares, probablemente para dosificar sus esfuerzos y la mente puesta ya en la necesidad de reaccionar en el cuarto partido de la final.